Debemos activar nuestro pensamiento crítico y mejorar la interacción digital

 


Si nuestra percepción del bien y el mal cambia exponencialmente con las tecnologías, ¿Qué sentido tiene la ética hoy?

  • La vida entera va dejando una huella digital, que a la vez es una huella de tu ética, tu moral y de cómo quieres que te vean los otros.

Desde mi rol como consultora en temas de educación, innovación y transformación digital oigo constantemente sobre la necesidad de generar hábitos digitales saludables en los niños, niñas y adolescentes de cara a pensar en el talento humano del futuro que logre tener habilidades digitales, pensamiento crítico y la capacidad de manejar las tecnologías, las emociones y la interacción social bajo unos preceptos éticos que les permitan ser ciudadanos globales.

Tenemos una responsabilidad con las nuevas generaciones: construir de la mano de ellos una ética que aborde los problemas de hoy. Ya no es suficiente pensar en la ética como una “disciplina filosófica que estudia el bien y el mal”, así como el “conjunto de costumbres y normas que dirigen o valoran el comportamiento humano en una comunidad”. Como dice Juan Enríquez* “mientras piensas en estos tiempos polarizados y reflexionas sobre el bien y el mal, debes entender que el bien y el mal cambian y hoy lo hacen exponencialmente”.

Enríquez también habla de la tecnología y de cómo ésta ha ido cambiando la forma en que interactuamos, con las redes sociales, nos atacamos entre nosotros y a quienes creemos que están equivocados con publicaciones, tuits, fotos, acusaciones y comentarios. La gente nos ve de un bando o del otro, pero pocas veces se crean espacios intermedios para dialogar, para valorar por qué para uno algo está bien y para el otro no.

Hace unas décadas era fácil identificar qué estaba bien y qué estaba mal dentro de los parámetros que como sociedad y dentro de nuestra familia nos inculcaban. Sin embargo, hoy tenemos tantos espacios en los que participamos, tan disimiles en sus formas de interacción y sobre todo sin reglas claras de comportamiento, que involucran libertades que antes no existían y que se confrontan con las normas mínimas de convivencia que creíamos tener.

Creo que la libertad de expresión y la diversidad de opinión son necesarias, lo que no creo que sea ético es la agresión desmedida sin investigar o sin oír al otro que se da tan fácilmente hoy en internet y en medios tradicionales. Debemos activar nuestro pensamiento crítico y mejorar la interacción digital.

Si nuestra percepción de lo que está bien o está mal va cambiando con el tiempo, es posible que en unos años alguien encuentre una publicación nuestra que puede herir o contravenir alguna regla de convivencia, de ahí la importancia que la cautela al momento de refutar, opinar o atacar alguna idea o postura con la que no estemos de acuerdo. Si bien la ética es un sistema de autogobierno que pretende mantener el equilibrio en la sociedad y no una ley de censura y coerción, algunos comportamientos digitales (como comentarios, fotos, o simplemente al compartir la publicación de alguien más) nos puede traer inconvenientes como por ejemplo no ser aceptados en un trabajo o participar de una agrupación. He podido ser testigo de que un simple reposteo de una idea contraria puede imposibilitar la contratación de una persona en un alto cargo.

Nuestra postura ante el bien y el mal no solo va cambiando con el tiempo, sino que además se encuentra con generaciones anteriores o con las más jóvenes que ven todo de otra manera. Hablar con personas mayores sobre lo que está bien o mal es complejo porque para muchos hay algunos aspectos de la vida que no debieron cambiar y los ven ahora como malos. El choque intergeneracional en cuanto a lo moralmente correcto o socialmente aceptado es un camino difícil de recorrer y que debe hacerse desde el respeto y la tolerancia.

Series como Black Mirror o The Good Place nos hacen pensar sobre los límites de nuestras acciones de una manera ácida, mediante lo que parece ser una exageración, pero que realmente nos hace ver el bien, el mal y las implicaciones de las tecnologías (digitales y no digitales) en nuestra vida. Realmente no quisiera ser adolescente en esta época de redes sociales en donde exponer los sentimientos, los gustos y definitiva la vida entera va dejando una huella digital, que a la vez es una huella de tu ética, tu moral y de cómo quieres que te vean los otros.

De ahí la importancia de quienes como yo tenemos hijos o de quienes trabajan en educación de inculcar o más bien enseñar vivencialmente a los más pequeños y a los adolescentes valores como el respeto, la tolerancia, la honestidad, la inclusión y la igualdad. Estos valores son una gran parte del sustento ético que nos puede ayudar en la actual sociedad del conocimiento y en lo que se ha denominado también como Cuarta Revolución Industrial.

No sabemos qué mundo tendrán las generaciones futuras, pero si estoy completamente segura de que un buen legado es darles herramientas y ejemplo para que, sin perder su derecho a la libertad de expresión y el acceso universal a la información, aprendan a no trasgredir el derecho a la privacidad, a respetar la diferencia, a ser tolerantes y sobre todo que puedan estar alertas a los peligros y amenazas que se derivan del uso indebido de las tecnologías digitales. Y ustedes, ¿creen importante hablar de ética hoy?

*Enlace a la charla TED de la cual hablo en el artículo (tiene subtítulos en español): Juan Enriquez: How technology changes our sense of right and wrong | TED Talk

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