¡Tengo que vivir ya mismo!


Este es el momento de la vida en el que las decisiones se toman sin pensar tanto en esa famosa frase de "seguro después tendré tiempo de hacerlo", afortunadamente no por una enfermedad, si no por una cuestión de matemáticas puras. Es tan sencillo como que en el doble de mi vida tendré 80 y hace la mitad de lo que tengo tenía 20, esa edad donde aún queda TODO por delante, edad que te permite soñar y planear. El problema hoy es cuando ves atrás y aún hay algunas que no realizas. 

Está claro que la expectativa de vida hoy es más amplia, pero la verdad aun no confío mucho en los adelantos médicos para estar segura de que los 80 serán los nuevos 60. Así que como el nombre de esta entrada ¡tengo que vivir ya mismo!, pero ¿qué traduce eso?, es que ¿antes no estaba viviendo?

Si, estaba viviendo, y la verdad he tenido una buena vida, pero antes no era consciente de las renuncias que poco a poco había hecho tanto por esa idea de "después lo hago" o por alguien más (padres, hijos, esposo, amigos, etc.). Esas renuncias comenzaban a sumar y a pesar más de lo que quería. Y al llegar los 40 (o tal vez unos meses antes) nació la necesidad de hacer algo para hacer más liviano ese peso. Nació la necesidad de pensar más en mí, pensar en los sueños y en cómo hacerlos realidad. Pensar en cómo balancear trabajo, familia, escritura, deporte, cine, lectura, paseos y amigos. 

La verdad es que en la semana hay muchas horas mal gastadas, muchas horas en las que uno no hace más que quejarse o estresarse por lo que otros hicieron, dijeron u omitieron. Me di cuenta de que solamente en mí está la capacidad de aprovechar mejor cada hora. Por ejemplo, ahora me ayuda mucho pensar la noche anterior qué haré el siguiente día y ordenar como un rompecabezas todo lo necesario, dejando de lado lo que quita tiempo. 

Detalles tan sencillos como no dejarse atrapar por el celular al momento de abrir los ojos te permite arrancar una mañana más tranquilo y centrado en lo que importa en ese momento: pasar tiempo de calidad con los niños antes que salgan para el colegio, oír sobre sus sueños de la noche anterior o sus preocupaciones de lo que viene ese día y sobre todo no pasar ni un día (al menos que esté de viaje) sin despedirnos con un fuerte abrazo, un beso espichado, un "ten un lindo día" y lo mejor un "te amo".

Durante el día, es también importante medir los tiempos y aunque desplazarse en esta ciudad no es fácil una recomendación de salud mental es siempre anticiparse al trancón. Durante la semana en la hora del almuerzo o después del trabajo trato de verme con familia y amigos. Entiendo que muchas veces la gente está ocupada pero lo que dicen por favor no aplacen una y mil veces un encuentro con alguien que estiman, la gente se cansa de esas negativas, siempre podrá existir una hora para oír a los otros, es más seguro esa conversación también los ayudará a ustedes de mil formas. 

Algo básico para vivir el ahora lo mejor posible es no tomarse las opiniones mala leche de la gente de manera personal, tampoco dejarse invadir por el mal genio de la calle. Algo más difícil es no invadirse de preocupación cuando en la calle se ven muchos inmigrantes pidiendo, niños o abuelos solos o tantas injusticias que no se logran procesar ni entender realmente qué sucede. 

No digo que, aunque se eviten situaciones desagradables o que aunque uno intente no dejarse consumir por malas energías, no vayan a existir días que en la noche simplemente caiga en la cama con tal agotamiento que hasta olvide dar las buenas noches, pero sí creo que es importante ser consciente de qué le hace daño y de qué le quita tiempo valioso. Tiempo para estar conectado con quienes se quiere, pero no conectado a través de la tecnología sino realmente CONECTADO con los sentimientos del otro. Las buenas conversaciones llenan el alma y pueden estar seguros de que esas conversaciones que valen la pena y en las cuales uno aprende algo del otro, no se dan por chat, eso sí es seguro. 

Pensar sobre qué se hará los fines de semana es una fórmula muy motivadora para llevar el día a día. Aunque se ame lo que se hace en el trabajo es muy increíble como el pensar qué hacer sábado y domingo permite tener una motivación extra. Salir a conocer nuevos lugares tanto dentro como fuera de la ciudad, enriquece relaciones y permite desconectarse de las preocupaciones de la semana.

Planear las vacaciones, hacer una lista de libros por leer, películas y series por ver, o eventos a los que asistir, es una gran forma de tener un estilo de vida saludable. No saludable al estilo de comer solo verduras, digo saludable mentalmente, saludable en el sentido de vivir el ahora y el ahora según lo que te dice tu corazón que tienes que vivir!!!


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