Los 40!

Llegar a los cuarenta hace que uno se cuestione muchos aspectos de la vida. ¿He hecho lo suficiente? ¿Estoy haciendo lo que pensé hacer a esta edad? ¿Qué me falta por hacer? ¿Estoy muy vieja para hacer esto o aquello? ¿He viajado lo suficiente? ¿Le dedico el tiempo adecuado a mis hijo y al trabajo? ¿Aún podría estudiar algo más?

Pero la mayor pregunta de todas es por qué los 40 son un número que preocupa tanto. Es generalizado hacerse muchas preguntas al llegar al cuarto piso. Creo que es una edad en la que ya hay cosas que no preocupan tanto y que antes parecían ser indispensables, como por ejemplo caerle bien a algunas personas o ser parte de algo más allá de lo que se hace.

Pero a la vez se tiene la experiencia suficiente para que los proyectos que se desarrollan sean contundentes, ya no se juega tanto con el riesgo o todo lo contrario el riesgo es lo que queremos pero de una manera controlada. 

En este momento por ejemplo sé que tengo claro que no aceptaría un trabajo en algún lugar "exótico" como manejar una biblioteca comunitaria en Haití. Sé que eso seguro seguro lo hubiera hecho hace 15 años cuando aun no tenía hijos. Sé también que debo cuidarme y comenzar a pensar en la vejez, aunque eso no quiera decir comenzar a sentirme vieja, simplemente a tener claridad que lo que haga o deje de hacer pensando en mi salud física y mental repercudirá en lo que seré en treinta años. 

La lista de las cosas que quiero hacer y que ahora sé que tengo la capacidad de hacerlas bien, más bien no es tan larga y es completamente realizable. Un buen ejercicio es lo que llaman el mapa de los sueños, esa hoja donde uno escribe y proyecta sus planes realizables y a partir del cual se estructura una planeación. 

Activar este blog es una de esas tarea pendientes. Una tarea super latente siempre en mi... la escritura, de ficción y de no ficción. Me cansé siempre de estar aplazando algunos proyectos y el cumplir 40 años me dio la fortaleza o el llamado de atención que necesitaba para iniciar todo aquello que siempre iba dejando para después. 

En estos meses también activé el entrenamiento físico y logré por primera vez en mi vida participar en una maratón, o mejor dicho en una media maratón haciendo 10K en una hora cuarenta minutos, y aunque en los entrenamiento ya estaba en una hora veinte, las condiciones el día de la carrera eran muy diferentes.

También he retomado las buenas conversaciones con amigos con quienes hacemos planes de proyectos a futuro o simplemente pasamos buenos ratos con un café o saliendo a bailar. Estar mentalmente activo desarrollando proyectos me parece que es vital. El día a día lo consume a uno tremendamente y es necesario parar y proyectar lo que realmente se quiere hacer y que mejor que con amigos que tengan tus mismos sueños. 

Por otra parte está la familia, ese pilar indiscutible de todo lo que se hace. Me encanta involucrar a mis hijos en mis proyectos, son ellos los críticos a quienes más hago caso y a la vez son el motor que mueve todo. Celebran conmigo los triunfos (como la medalla de la maratón aunque llegue entro los 15.000) y me suben el ánimo cuando las cosas no salen tan bien. 

Sobre la pregunta de si he viajado suficiente, esa respuesta siempre creo que será no. Siempre hay lugares y personas por conocer, experiencias por vivir y muchas historias por recoger. Sea sola o acompañada viajar es un placer indiscutible.

Estudiar siempre es una opción y hoy en día existe una gran posibilidad de cursos on-line que nos puede mantener actualizados. Así mismo, a los 40 la vida va rápido pero somos capaces de organizar todo para hacer otra especialización, estudiar y estar en constante actualización genera una conexión neuronal nueva que te permite ver soluciones nuevas a problemas que tal vez ya creías imposibles de resolver. 

Así que como conclusión si a los 40 te cuestionas muchos aspectos de tu vida y si sientes que tienes proyectos por realizar, primero analiza esas cuestiones y toma decisiones; y segundo, no continúes aplazando NADA la vida es una sola y ya fueron suficientes ensayos, es hora de dar la función definitiva.