Tiempo, espacio y libertad: Percepciones en confinamiento

Durante el confinamiento la percepción del tiempo y el espacio ha sido algo complejo de asimilar. Por eso quise averiguar un poco más sobre el tema. Al principio pensé que tendría muchas horas para hacer un montón de cosas que siempre había querido hacer pero que por la tradicional excusa de "no tengo tiempo" no lograba hacer. Sin embargo, hoy después de tres meses de estar en casa he logrado algunas pero la verdad siento que mis días están mucho más ocupados que antes y que no me rinde todo lo que esperaría por no tener que ir de un lado a otro. Trato de hacer cada noche una lista de las actividades que quisiera hacer al otro día y lo más seguro es que en la siguiente noche tengo que anotar nuevamente algunas otra vez. 

Investigando un poco llegué primero a lo más clásico: Albert Einstein y su teoría del que el tiempo y el espacio son relativos que dice que "un objeto en movimiento en realidad experimenta el tiempo a un ritmo más lento que uno en reposo". ¡Bingo! ahí sentí que estaba la explicación... o eso creo. Cuando estamos en movimiento, de un lado a otro en la ciudad, desplazándonos a reuniones, llevando a los niños al colegio o simplemente yendo a tomar un café con amigos, el tiempo se estira y entre más cosas hacemos y más espacios recorremos sentimos que fue un día muy productivo. En cambio, cuando tenemos una lista de cosas por hacer pero que, se hacen todas en el mismo espacio el tiempo pasa de una manera diferente, no rinde, se siente que se condensa de la misma manera que se condensa nuestra capacidad de movimiento.

Leyendo encontré también un artículo de Javier Sinay, editor y cronista en RED/ACCION, en donde plantea que esta extraña percepción del tiempo y el espacio tiene una explicación: "el reloj biológico" que para administrar las horas de vigilia y sueño "recurre a neuronas relacionadas con la atención, la memoria y el área motora". O como diría de manera más sencilla DIeho Golombek (director del Laboratorio de Cronobiología de la Universidad Nacional de Quilmes) “El cerebro mide el paso del tiempo a través de eventos: cuando pasan cosas, pasa el tiempo.”

Podríamos decir entonces que nuestro reloj biológico anda un poco desubicado, confundido con estos días iguales unos tras otros que no generan muchos recuerdos y que nos hacen dudar hasta de qué día es en el que estamos. Solemos identificar el día en el que estamos por las acciones que realizamos, nuestras rutinas estaban marcadas por actividades fuera de casa que nos ayudaban a saber cómo avanzaba la semana, por ejemplo: martes de yoga, jueves de clase de cocina, lunes de comité de gerencia, y así muchas actividades que marcaban nuestros horarios y ayudaban al reloj biológico a mantenerse enfocado. 

Claudia Hammond* en un artículo que realizó para la BBC dice que, "esta confusión de días idénticos nos lleva a crear menos recuerdos nuevos, lo cual es crucial para nuestro sentido de percepción del tiempo”, sobre lo cual da un ejemplo muy claro: “Cuando te vas de vacaciones por una semana a un lugar nuevo, el tiempo pasa rápido porque todo es nuevo, pero cuando regresas, miras hacia atrás y ves que has creado tantos recuerdos nuevos, que sientes muchas veces que has estado de vacaciones más de una semana”. En cambio, en cuarentena todo pasa en un mismo lugar y la cantidad de recuerdos novedosos son pocos.

Pero no solo nuestra percepción de tiempo y espacio están alterados, también la percepción de la libertad. Ese concepto que durante toda nuestra vida hemos visto defender a capa y espada por muchos movimientos y conglomerados. Hoy, esa libertad se ve distorsionada y modificada por el ya tan conocido confinamiento. Según el diccionario confinamiento “es obligar a alguien a residir en un lugar diferente al suyo”. En este momento nos vemos obligados a confinarnos en nuestras propias casas, a distorsionar los espacios que nos hacían sentir bien y confortables, a ver el mundo desde la ventana, aunque lo que vemos fuera tampoco es confortable. 

No sé cómo recordarán mis hijos estos meses encerrados en casa, sin tendrán recuerdos gratos o si sentirán temor al acordarse. Lo único que sé es que dentro de la incertidumbre que genera esta crisis me da algo de alivio entender desde una explicación biológica y científica porqué la percepción del tiempo, el espacio y la libertad se han alterado tanto. No es un consuelo, pero por salud mental trato siempre de entender el porqué de las emociones.

¿A ustedes les pasa algo similar? 


*Autora del libro "Time Warped: Understanding the Mysteries ofTime Perception 


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