Los 40 y la búsqueda de la eterna juventud

Cuando llegan los 40, no solamente es una década en la vida que históricamente ha sido vista como un hito que marca cambios biológicos y psicológicos fuertes, sino que ahora también nos impulsa a buscar la fuente de la eterna juventud. 

Biológicamente hay muchas partes del cuerpo que empiezan literalmente su caída y esto nos lleva al estrés por la carrera del tiempo y su agotadora forma de recordarnos día a día que la vida no es para siempre.

El cuerpo comienza a pasar la factura por todo lo que hemos hecho o dejado de hacer, llega el momento de querer adelgazar y no poder, la grasa se acumula y las canas aparecen. Siempre he peleado con el peso y ahora más que nunca es una batalla muy dura porque antes era más fácil bajar los pecados, el metabolismo se hace más lento, pero no podemos dejar que nos gane, debemos adelantarnos y evitar tener que visitar al médico no por prevención sino por tratamiento. 

Pero los cambios no son solamente físicos, también son psicológicos. Estar conscientes de los cambios y de cómo se transforma el cuerpo es importante también para la mente. Encontrar un balance es el ideal para tomar decisiones importantes y ser constante en los cuidados.

Hay estudios que dicen que llegar a los 40 es similar a los cambios que se enfrentan en la adolescencia, la diferencia creo yo es que si bien llegan miles de cambios a esta edad somos capaces de ser un poco más racionales. Y digo solo un poco porque al igual que a los 16 las hormonas a veces nos juegan malos ratos. Podemos estar cuidando durante dos semanas la alimentación, pero algo sucede y nos atacamos nosotros mismos con una deliciosa comida grasosa y alta en calorías imposibles de bajar con 8 vasos de agua al otro día.

Nunca había hecho tanto ejercicio como en este último año y ahora pienso que debí haber iniciado antes. Con los 40 llegaron los hábitos saludables y la necesidad de activar cuerpo y mente. De no dejar que el día a día y las preocupaciones impidan sacar tiempo para mi bienestar. 

Así mismo, el cuidado de la piel, como en la adolescencia es muy importante a los 40. Luchar contra las arrugas es casi más difícil que contra las curvas. Esas pequeñas marcas que van saliendo sin notarlo son zanjas que no se pueden rellenar de la noche a la mañana. Ahora nuestra mesa de noche está llena de cremas de día, noche y tarde, que no actúan con la rapidez que quisiéramos y que nos frustran y nos llevan a pensar en cosas más radicales como Botox o alguna cirugía. Aún no he llegado a ninguna de las dos anteriores opciones, pero la verdad es que si lo he pensado y mucho. El dermatólogo ya lo aconsejó, pero mientras trato de evitar hacer cualquiera de las dos, seguiré con las cremas y sobre todo el protector solar. 

En definitiva, la búsqueda de la eterna juventud, o por lo menos de retrasar la aparición de signos de la edad pasa por cuatro factores super claves: la alimentación, el ejercicio, el cuidado de la piel y el de la mente. Para trabajarlos es importante establecer hábitos acordes a las necesidades y algo muy importante hablar con otras mujeres y hombres, que, aunque no lo digan públicamente están pasando por lo mismo.

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