Permitirnos vivir sin excusas
Si me hubieran preguntado hace diez años si quería inscribirme en una maratón, seguro hubiera dicho que no, pero hoy puedo decir que dejé a un lado los temores y las excusas y este año participé en la segunda. Es una experiencia que va más allá de asistir al evento y correr/trotar. Llegar a la meta es una sensación altamente gratificante y sentir la vibración de miles de personas en la línea de salida indiscutiblemente quita el aliento y deja la piel erizada. Hace un par de años una amiga me invitó a trotar un domingo y quedamos de vernos a las 8:00 a.m. en el parque. Pensé que sería más una caminata y que iríamos conversando, pero no. Calentamos y de ahí ella salió disparada y la perdí de mi rango de visión muy pronto. Aunque en esa época algo de ejercicio moderado hacía mis piernas no me dieron para alcanzarla, esa primera vez ella me tuvo que esperar hasta que logré llegar al punto de encuentro. Después pasaron meses de entrenamiento y participamos en la Media Maratón...