El tiempo: testigo de nuestra historia y sus cicatrices
Hace meses quería escribir sobre las cicatrices del cuerpo y del alma. Era un tema recurrente en el que pensaba, pero no había tenido claro cómo abordarlo hasta que leyendo “El infinito en un junco” Irene Vallejo encontré este maravilloso párrafo: “Nuestra piel es una gran página en blanco; el cuerpo, un libro. El tiempo va escribiendo poco a poco su historia en las caras, en los brazos, en los vientres, en los sexos, en las piernas. Recién llegados al mundo, nos imprimen en la tripa una gran “O”, el ombligo. Después van apareciendo otras letras. Las líneas de la mano. Las pecas, como puntos y aparte. Las tachaduras que dejan los médicos cuando abren la carne y luego la cosen. Con el paso de los años, las cicatrices, las arrugas, las manchas y las ramificaciones varicosas trazan las sílabas que relatan una vida.” Al leerlo pensé que no solamente debía hablar de las cicatrices, sino de lo que va quedando escrito en nuestro cuerpo. Cómo el paso de los años va dejando una colección de c...